lunes, 29 de diciembre de 2008

El desconocimiento del "legislativo"


O el debate del escaño vacío

Se cierra 2008 con balances de todo tipo. En el plano de la actividad política los focos se orientan, como parece natural, sobre la acción de los gobiernos -ejecutivo- y se e detienen muy poco sobre los órganos del poder legislativo. Pero este año hemos conseguido una saludable diversificación y acabamos este período asistiendo a dos debates de calado. El de la Justicia -que parecía habitar en otra galaxia- y el de la dedicación de "sus señorías" a la labor por la que son retribuídos. Aquí había carnaza y no sólo por la imagen desoladora de un hemiciclo vacío sino por las connotaciones que "los políticos" y la política encierran para el ciudadano medio. ¿Es que alguno piensa que los 40 años de mensajes totalitarios del franquismo sobre el ejercicio de la política son ajenos a la valoración actual de esta actividad? ¿Es casual que la pretendida imagen de absentismo del Congreso ocupara los medios de comunicación justo cuando los problemas internos del grupo parlamentario popular eran mas acuciantes?

El debate sigue abierto porque en el fondo subyacen otros problemas no resueltos como el del Reglamento de la Cámara. Pero ha provocado aportaciones de indudable interés que recomiendo. En orden cronológico, la de María del Mar Moreno en el diario Público y tras ella la de José Andrés Torres Mora días más tarde en el mismo medio.

El desconocimiento generalizado sobre el poder legislativo no se ciñe sólo a la actividad parlamentaria que se realiza puertas adentro. Se extiende también a todos los ámbitos de la actividad del representante político en cualquiera de los órganos legislativos autonómicos o generales. Y en particular a la actividad parlamentaria en la circunscripción electoral. En un comentario al post que antecede, Antonio García Maldonado señala que le llama mucho la atención lo injustamente desapercibida que pasa la labor de un diputado en su provincia cuando no está en Madrid, justo al contrario de lo que ocurre en sistemas electorales de listas abiertas, como Gran Bretaña o EEUU, a pesar de que existen muchos diarios provinciales.

Y no le falta razón. Nuestro sistema no es de listas abiertas pero debe contener recursos para solucionar este déficit de conocimiento sobre la actividad del parlamentario. En Málaga el grupo parlamentario socialista ya trabaja en esta dirección y de aquí la próxima puesta en marcha de la web del Gabinete Parlamentario http://gabineteparlamentariomalaga.psoe.es
Y mientras llega esta web y las venideras, feliz cierre de balance para los que trabajan hasta el límite de 2008 y buena entrada de año nuevo para los que llegaron hasta el final de este post.
Ah! Y a los estudiantes del Colegio Aljarafe que tuvieron la suerte de ser atendidos por el mismísimo presidente Bono.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Luís:

Que buen tema este del legislativo, su actividad, sus titulares, y sus relaciónes con la sociedad que los elige. Habrán hasta tesis doctorales varias sobre el tema, pero sigue dando de sí para hablar y no parar.
Los medios de comunicación hacen todo lo que pueden para desligitmar la actividad política, es como una línea editorial común...es lo que vende.
El trabajo bien hecho no suele interesar. Sólo es noticia cuando alguien se cae por las escaleras, y si ese alguien está embarazada, entonces será portada.
Por ese motivo es importante el contacto personal, la interrelación con colectivos, la presencia física donde sea necesaria, y todo a pesar de esta era virtual e impersonal que nos toca vivir.
Muchas felicidades Luís y que el año que llega sea todavía mejor que el que se va.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en que los medios tratan siempre de dar una visión sesgada y negativa de los políticos (a modo de chantaje, a veces), pero no son los únicos responsables. Creo que el desconocimieto proviene, en primer lugar, en el peso que tiene la sigla (PSOE) sobre el diputado que ha sido elegido en una lista cerrada, y el peso del partido hace que se perciba que por mucho contacto que haya con el diputado las decisiones van a pasar por la dirección del grupo parlamentario, que vota en bloque bajo la amenaza del castigo. Eso crea mala imagen, aunque desde mi punto de vista no es malo per se, ya que un exceso de poder del diputado -como acaba de pasar en EEUU- deriva en localismos populistas que defienden lo indefendible porque proviene de su distrito. Así, los legisladores del sur (de EEUU) son partidarios de los aranceles a los productos agrarios, y los del norte a la industria. A veces, el poder debe estar lejos de los ciudadanos. Por otro lado, creo que la gente está muy a gusto con la imagen de los políticos como gente que se sirve de la política para vivir, porque siempre es muy socorrido tener un culpable de las cosas que vayan mal. Y que están muy agusto lo saben los medios, que se deben a sus lectores/ oyentes, y se lo san. Creo que sobran los ejemplos. Es una estrategia clásica de la derecha ("haga como yo, no se meta usted en política", que decía Franco) que cala mucho, y a la que muchas veces se dan muchas razones.

Bueno, feliz año a todos!

M. Rosario Santos Cabotá dijo...

Estoy completamente de acuerdo en que hace falta una pedagogía del trabajo de los diputados dentro (y no sólo en el Pleno) y fuera del Congreso.
Los ciudadanos debemos ser activos manteniéndonos informados sobre las actuaciones de los que nos representan. Pero la labor del franquismo no sólo ha generado una desconfianza en la política y en los políticos, sino que también ha dejado una herencia en las formas de ejercer el poder que trasciende al propio franquismo, tristemente para nuestra democracia, que no ha conseguido la más que secular madurez de otros países como Francia o Inglaterra.
Quizás nuestros políticos puedan contribuir a eliminar esta triste herencia escuchando a los ciudadanos, comprometiéndose directamente con los electores (y eso está íntimamente unido a las listas abiertas), reformando la ley electoral y dando cabida a la representación de otras opciones, no por minoritarias, menos valiosas; y no vislumbrando como posibles enemigos al poder de los grandes partidos,las iniciativas de organizaciones ciudadanas que sólo buscan cauces y vías de expresión a sus inquietudes.
Todo esto y además la íntima convicción que cada diputado debe tener de la enorme resposabilidad que conlleva ostentar el poder que damos los ciudadanos. Cuando esto no se percibe así, vamos por mal camino.
Desde luego sabemos que así lo hacen algunos de ellos y nos consta por su trabajo. Pero también esto parece ser una asignatura pendiente de nuestra democracia.
Quizás esta sea una de las explicaciones al desencanto en nuestro sistema, y muy preocupante el de los jóvenes.
M. Rosario Santos Cabotá

Luis Tomás García dijo...

Será necesario que durante 2009 sigamos hablando del legislativo. Como señala Rosario, haciendo pedagogía del trabajo de los diputados y diputadas. Pero hay que dar un paso más. El camino no discurre sólo a través de los medios de comunicación, si bien éstos juegan un papel de primer orden. Un papel que, al parecer de Ignacio López podría tener una línea editorial común de escasa valoración de la actividad política. Tendríamos que ir un poco más allá, a los espacios donde se forman los integrantes de las generaciones que nos sucederán. Esto es, a las escuelas, como se hace esporádicamente con ocasión de los días de la Constitución o el Estatuto de Autonomía. Hace un par de años propuse al grupo parlamentario de Málaga la puesta en marcha de un programa que llamé Escuela-Parlamento, algo así parecido a lo que el Círculo de Empresarios de Madrid tiene montado para acercar el mundo de las empresas a los parlamentarios y viceversa. Hay que decir que el programa es todo un acierto. Se trataría de acercar de forma sistematica la realidad del Parlamento a los centros educativos de todos los niveles con protagonistas de carne y hueso.
No tuve demasiado éxito, tengo que reconocerlo, pero no he desistido de la idea.
Y el segundo tema de los comentarios: el debate de las listas abiertas o listas cerradas y la forma de hacer llegar la voz de las organizaciones ciudadanas. Lo apunta de forma insistente AGMaldonado. Entiendo que este debate es recurrente cuando se quiere hablar de participación. Y precisamente eso, participación, es lo que algunos partidos han fomentado entre sus afiliados cuando se han llevado a cabo procesos de renovación de órganos de dirección o de elaboración de listas. Y aquí también hay diferencias entre las maneras de hacer de un partido u otro. Con todas las imperfecciones que se quiera, mi partido ha tenido el valor de ir abriendo progresivamente la organización a la participación democrática y al debate de ideas mientras otros siguen anclados en esquemas muy tradicionales. Sin ir más lejos, lo hemos visto en Málaga con ocasión del reciente Congreso del Partido Popular y el "timonazo" que a última hora dio la dirección regional para dejar fuera de juego a Ramírez tras haber obtenido la adhesión mayoritaria de los compromisarios. Cosas que pasan.

Anónimo dijo...

Que el PSOE es el partido más abierto a las decisiones de sus militantes es algo innegable. Me parece un acierto enorme, aunque lo que sí creo es que esa participación tiene que tener un límite. Es decir, cuando un gobernante tiene que tomar decisiones complejas, no tiene sentido que participe la gente más allá de crear un estado de opinión que haga reflexionar al gobernante que tiene que tomarla. Cuando se trata de, pongamos por caso, subir el salario mínimo, todo el mundo, automáticamente, estará de acuerdo. Pero la complejidad de las cosas hace que haya dos caras: en el caso que pongo como ejemplo, si la subida del salario mínimo no se acompaña de un aumento de la productividad, habrá inflación, seguramente por encima de la subida nominal del salario mínimo, que en términos reales perderá poder adquisitivo. Es decir, la tarea de gobierno, la tarea legislativa y la judicial, son de tal complejidad que los cauces participativos tienen que ser, por definición, limitados a cuestiones generales. La democracia, o es liberal, o no es democracia. Y digo liberal sin que esto signifique neoliberal. Hablo de que una democracia, en sentido estricto, es una sociedad donde si el 90% de los ciudadanos quiere lapidar a una mujer, se hace. Una democracia liberal es la que dice que, aunque lo diga la mayoría, eso es ilegal y no se puede hacer. Sin olvidar que el pueblo, cuando se le ha preguntado en los momentos críticos de la historia, ha errado mucho. Quiero decir: participación sí, claro, pero hay riesgos. El gobernante tiene que tener cierta distancia con los gobernados.